“La tolerancia ante las agresiones a profesionales debe ser cero”

La nueva presidenta del Colegio de Enfermería de Salamanca, Pilar González, Doctora en Ciencias Biomedicas y Profesora en la Usal, afronta su mandato con una idea clara: reforzar la voz de la profesión, impulsar la formación continua y avanzar hacia un entorno laboral más seguro y más reconocido. Con más de 25 años de experiencia en la institución —la mayoría como asesora jurídica— y una trayectoria asistencial vinculada a la Atención Primaria, combina su perfil sanitario con una sólida formación legal.
1. ¿Por qué decidió estudiar Enfermería?
En un primer momento pensé en estudiar Medicina, pero pronto descubrí que mi vocación estaba en el cuidado directo de las personas. Siempre he sentido que acompañar a alguien en sus momentos más vulnerables es algo que encaja conmigo. La atención humana y el consuelo emocional son tan importantes como la asistencia sanitaria, y esa combinación me llevó hacia la enfermería.
Además, esta profesión me permite unir ciencia, empatía y trabajo en equipo. Estudiar Enfermería me dio herramientas para liderar, educar a pacientes y familias y coordinar cuidados de forma integral, que es lo que considero esencial en cualquier profesional del ámbito.
2. ¿Qué le motivó a presentarse a la presidencia del Colegio de Enfermería?
Llevo más de 25 años trabajando en el Colegio como Asesora Jurídica y ya formé parte de la Junta de Gobierno como secretaria. Cuando se convocaron las elecciones sentí que era el momento de contribuir de una manera diferente para las enfermeras de Salamanca.
Mi motivación fue clara: fortalecer la voz profesional de las enfermeras, promover la seguridad del paciente y elevar la calidad de nuestra práctica a través de la educación continua, la ética y la inclusión. Y, por supuesto, hacerlo acompañada del gran equipo que forma la nueva Junta.
Además, soy licenciada en Derecho y creo que ese conocimiento jurídico aporta un valor importante. Durante todos estos años he podido asesorar, comprender mejor la normativa y trabajar para defender los derechos de los profesionales. Esa doble mirada sanitaria y legal me ayuda a tener una perspectiva más global.
3. ¿Cuáles son sus principales objetivos para este mandato?
Mi prioridad es reforzar la defensa y representación de la profesión, logrando que la voz de las enfermeras sea escuchada ante autoridades, instituciones y sociedad.
También quiero fomentar un marco de participación en todas las áreas: hospitalaria, comunitaria, educativa, investigación, salud mental, residencias, paliativos… La Enfermería es un ámbito muy amplio y debemos escuchar a todos los perfiles.
Otro objetivo clave es fortalecer la formación y el desarrollo profesional. Vivimos en un entorno donde nuestras competencias se especializan cada vez más, por lo que la formación basada en evidencia, las certificaciones y el impulso a la investigación y las nuevas tecnologías son esenciales.
4. En los últimos meses se han conocido nuevas agresiones a profesionales sanitarios en Salamanca. ¿Sigue siendo un problema?
Sí, por desgracia sigue existiendo. Las agresiones pueden deberse a múltiples factores: tipo de centro, tipo de paciente o recursos disponibles. Pero debemos ser firmes: la tolerancia debe ser cero.
No solo ante agresiones físicas —que son las que más trascienden—, sino también verbales. Los profesionales merecemos el mismo respeto que cualquier ciudadano.
Desde que somos considerados autoridad contamos con cierto amparo legal, pero eso no basta. Necesitamos trabajar junto con las gerencias de área, atención primaria y hospitalaria para avanzar en protocolos eficaces y en una cultura de respeto absoluto.
5. ¿Qué es lo mejor de su trabajo como enfermera de Atención Primaria?
Sin duda, el contacto con las personas. Poder ayudarles a ellas y a sus familias en momentos vulnerables, pero también en otros especialmente importantes para su vida.
Me apasiona el aprendizaje continuo y la diversidad de roles que tiene la profesión: asistencial, gestión, educación para la salud… No es un trabajo monótono. Y, por supuesto, el trabajo en equipo, que es fundamental para ofrecer una atención integral.
5. ¿Y lo más difícil?
La sobrecarga de trabajo y el tiempo limitado. Las consultas son muy cortas y el número de pacientes muy alto, lo que dificulta un abordaje integral y una adecuada educación sanitaria.
A eso se suma la excesiva burocracia, que resta tiempo a la atención asistencial, y los recursos limitados para abordar casos complejos o con múltiples comorbilidades. Esto provoca hiperfrecuentación o, al contrario, situaciones de abandono.
Y, por último, las limitaciones de personal, que siguen siendo una barrera para dar la asistencia que nos gustaría.
5. ¿Qué consejo daría a los nuevos profesionales que empiezan ahora su carrera?
Lo primero, que mantengan la ilusión. Después, que prioricen la seguridad y la ética desde el primer día: protocolos, confidencialidad y profesionalidad deben ser pilares básicos.
Les diría que aprendan de cada experiencia —también de los errores—, que desarrollen sus habilidades de comunicación y empatía, y que mantengan una actitud de aprendizaje continuo.
También es importante que participen en comités, grupos de apoyo y jornadas, porque ayudan a descubrir qué área les motiva más dentro del enorme abanico profesional de la enfermería.
Y no quiero olvidarlo: que se cuiden, que protejan su bienestar y encuentren equilibrio entre trabajo y vida personal.
