Las enfermeras estamos preparadas para liderar y para estar en situaciones vulnerables. De hecho, pienso que a nivel psicológico y emocional damos muy buena respuesta

La enfermera y profesora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Salamanca en Ávila, Ainhoa Lozano Molina, ha viajado este verano a Benín (África) para investigar sobre las Úlceras de Buruli que sufren los niños de una zona rural.

¿Por qué decides dedicar tus vacaciones a un proyecto sanitario?

Siempre había querido hacer una colaboración de este tipo, viajar y trabajar sin recursos, me gusta trabajar con población vulnerable. Esto ha sido dado por dos personas que me han motivado a llevarlo a cabo; Florencio Díaz que es el coordinador de una Escuela Bajo un Árbol” y por otro lado, Ana Garrido enfermera de la Universidad de Cáceres que me facilitó toda la información y me guió en todo el proceso. La investigación nace de la necesidad de profundizar sobre las úlceras de Buruli que sufren los niños menores de 15 años. Tenían poco personal y por eso se decidió liderar un equipo de investigación para poder ayudar.

Una vez que llegas allí ¿cuál fue tu función como enfermera, ¿cómo era tu día a día?

Allí estábamos en un consultorio de enfermería en el que hacíamos la praxis que normalmente hacemos en nuestro día a día. Es decir, centrábamos la mañana en dar cuidados propios de enfermería, se atendía unas 60 personas de manera diaria. Éramos cuatro enfermeras quién hacían dicha labor. Nuestro trabajo por una parte se dividía en la atención y, por otra parte, la investigación. Ha sido arduo, porque teníamos un triaje para la recogida de datos al que se sumaba un grueso de trabajo que no nos daba tiempo a llevar a cabo y con un hándicap que dificultaba todo este proceso como era el idioma. Por este motivo, hacer una recogida de datos era muy complejo. Además, había tanta necesidad allí de ayuda y de atender a las personas que ponerte a recoger datos resultaba ser un conflicto personal porque tenías que hacerlo, pero realmente lo que nos apetecía era cuidar y atender a las personas. Lo que decidimos finalmente fue recoger datos y hacer fotografías para poder hacer un descriptivo a la vuelta a España.

¿Qué conclusiones habéis podido sacar hasta el momento de todos los datos recogidos allí?

Pues estamos aún trabajando en ello. Tenemos un equipo multidisciplinar liderado por enfermería, y estamos dirigiéndonos en dos vertientes. Por un lado, trabajando muy duro en hacer una investigación profunda y con resultados para poder difundir y sacar conclusiones que nos lleven a una acción con rigor científico, y por otro, conseguir financiar el proyecto puesto que queremos ahondar y beneficiar a las personas que allí viven.

A nivel personal, habrá sido una experiencia muy satisfactoria pero también muy dura, especialmente porque trabajáis con niños ¿Cómo lo has vivido?

Es verdad que es duro por ver las necesidades que tenían los niños, pero también ha sido muy duro por las condiciones. En el lugar que estábamos hacía mucho calor, y en nuestro centro esta temperatura se duplicaba y había mucha humedad por lo que los mareos eran constantes. Pero no nos podemos quedar sólo con la parte de dificultades (que son esperables) quiero hacer llegar la idea del enriquecimiento de trabajar con otras culturas, no se puede cuantificar una mirada, una sonrisa o un momento en el que como profesional, ellos te enseñan a ti, su gente te dan lecciones de vida. Opino, que las enfermeras estamos preparadas para liderar y para estar en situaciones vulnerables. De hecho, pienso que a nivel psicológico damos buena respuesta. Si recalcar, la falta de recursos. Te veías obligada a decidir constantemente. Por poner un ejemplo, tenías cinco personas que necesitaban asistencia urgente o especializada pero sólo tenías dinero para enviar a dos al hospital. Imagínese lo que supone eso a nivel personal y profesional. La ayuda era real y directa, sin intermediarios, de ahí que a nivel personal y desde diferentes ámbitos pida colaboración para continuar trabajando allí.

La zona en la que estabas puede resultar además algo peligrosa a nivel personal ¿tuvisteis algún problema?

Yo estuve en el sur, en una zona rural y viviendo con una familia, por lo que estaba en un lugar en el que no he sentido miedo ni sensación de estar desprotegida pero sí que estaba en un lugar muy vulnerable. Por ejemplo, me puse enferma y el hospital más cercano estaba a una hora y media, y eso hay que tenerlo en cuenta.  Pero no he vivido ninguna situación de conflicto. También me gustaría decir, que yo he vivido así 25 días de mi vida, hay necesidades reales, y ellos viven así durante todo el año, nos deberíamos plantear desde nuestro entorno privilegiado políticas de acción para las personas vulnerables. No somos conscientes de lo que tenemos, es más, sólo nos quejamos, vivimos deprisa y no protegemos nuestro sistema sanitario que es público e igualitario para que pueda acceder todo el mundo a él, tengan recursos o no. Por lo tanto, este sitio nos ha enseñado a valorar mas y a relativizar los problemas que tenemos en nuestro día a día.

Yo les digo a mis alumnos: Podemos ser líderes y desde la gestión crear proyectos desde cero e investigar. Lo que se tiene que saber como profesionales es que ¡se puede!.

¿Animarías a tus colegas de profesión a embarcarse en un proyecto como este fuera de España?

Les diría que se llenen de información primero, que no lleven mochilas emocionales personales y que físicamente se encuentren fuertes. Trabajo en la Escuela de Enfermería de Ávila de la Universidad de Salamanca, impartiendo la asignatura de gestión. Y por eso, yo les digo a mis compañeras que podemos ser gestoras, ser líderes, crear proyectos desde cero e investigar. Lo que se tiene que saber como profesionales es que se puede. A nivel social, especialmente en España, hay desconocimiento sobre los campos de acción de la enfermería, ya que éstos, son muy amplios. En esta ocasión se ha unido labor asistencial y de investigación, a nivel personal viajar en un proyecto de estas características, es un “golpe” mental. Trabajar sin recursos es una maravilla porque tienes que esforzarte cognitivamente. En ese sentido profesionalmente, hace que mejores y te reinventes. Pero no animaría a nadie a hacer nada, es una opción como cualquier otra y hay que pensar bien lo que se hace, porque esto no es para uno mismo, es para el resto, hay que despojarse de “disfraces”, desechar el ego que tenemos y desde la sencillez intentar ayudar “en la medida que se pueda”.

Si algunos de los compañeros que están conociendo tu historia quisieran ayudar de alguna manera ¿cómo podrían hacerlo?

Hay dos opciones. La primera, es contactar conmigo a través de mi correo ainhoa.lozano.molina@usal.es para informar de manera  directa y de la mano de los responsables que llevan la asociación allí. Y por otro, el que quiera hacer alguna aportación económica, puede hacerlo en esta cuenta ES76 2100 1235 1102 0015 8209 , me gustaría recordar que con 50 euros hospitalizamos a un niño…por lo tanto, enviar 10 euros ya suma mucho en el campo de trabajo.

Me comprometo, de maneral personal y con total transparencia a que estas aportaciones van a servir de manera real y daré la información detallada para lo que van a ser dirigidas.

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