Salud mental y enfermería: más profesionales, más formación, más cuidados


Este mes hemos celebrado el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que nos invita a reflexionar sobre uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: el cuidado de la mente y el bienestar emocional. La salud mental es una parte esencial de la salud integral, y en su abordaje, las enfermeras juegan un papel insustituible.

Sin embargo, el aumento de los trastornos mentales en la población y la creciente demanda asistencial ponen de manifiesto una necesidad: contar con más enfermeras especializadas en salud mental y más recursos para reforzar las unidades y servicios que atienden a estos pacientes.

Recientemente Florentino Pérez, presidente del Consejo General de Enfermería ha recordado que “La que muchos llaman ‘la pandemia del futuro’ ya ha llegado y no es ni más ni menos que la salud mental. Llevamos años advirtiéndolo y avisando de que se tiene que llevar a cabo un abordaje integral de estos problemas desde la infancia. Debemos conseguir desestigmatizar las enfermedades mentales y que ninguna persona pueda juzgar a nadie por ello. La salud mental tiene que ser visible y tiene que ser visible desde el principio. Nadie se atrevería a poner en entredicho a alguien que te dice que tiene un dolor de muelas. Entonces, ¿por qué sí se juzgan las enfermedades mentales? Tenemos que trabajar entre todos para derribar esos muros y las enfermeras especialistas en Salud Mental tienen un papel clave para ello”

El papel crucial de la enfermería en la salud mental

Las enfermeras son el primer contacto con la persona que sufre. Son quienes escuchan, acompañan y detectan signos de malestar psicológico en diferentes contextos: hospitales, atención primaria, residencias, colegios.

En el ámbito específico de la enfermería de salud mental, las profesionales desempeñan funciones que van mucho más allá del apoyo clínico. Acompañan procesos terapéuticos, intervienen en la prevención del suicidio, colaboran en programas de rehabilitación psicosocial y promueven hábitos de autocuidado y resiliencia.

Sin embargo, a pesar de que está más que demostrado la acción tan importante que llevan a cabo, las plantillas siguen siendo insuficientes. Según diversos informes, España cuenta con una de las ratios más bajas de enfermeras especialistas en salud mental de la Unión Europea. Esto repercute directamente en la calidad asistencial, la sobrecarga profesional y el bienestar de las propias enfermeras.

Más enfermeras, más formación

El aumento de la demanda de atención en salud mental requiere una respuesta. No basta con más recursos materiales, se necesita incrementar el número de enfermeras especialistas y ampliar la formación en salud mental en todas las etapas profesionales.

Formar a las enfermeras en competencias específicas es clave para ofrecer una atención integral y de calidad. Además, la actualización continua en este ámbito no solo mejora el cuidado al paciente, sino que protege la salud mental de las propias profesionales, muchas veces sometidas a altos niveles de estrés y carga emocional.

De igual modo, es fundamental fortalecer las unidades de salud mental con recursos humanos suficientes y condiciones laborales que permitan un trabajo estable, coordinado y sostenible.

Cuidar a quienes cuidan

También hay que hablar de salud mental centrándose en el personal sanitario. Las enfermeras no son solo cuidadoras, sino personas que también necesitan cuidado. La exposición constante al sufrimiento ajeno, la presión y la falta de reconocimiento pueden afectar su bienestar emocional.


Ir al contenido